WASHINGTON - EEUU
Estados Unidos dibujó ayer un cuadro de mayor represión gubernamental en Venezuela durante el resto de 2017 para contener el creciente descontento popular, a medida que la crisis económica se profundiza en el país sudamericano.
“El Gobierno impopular y autocrático de Venezuela optará por métodos cada vez más represivos para contener a los opositores políticos y el descontento en las calles”, dijo el director de Inteligencia Nacional, Dan Coats. Durante una audiencia ante la Comisión de Inteligencia del Senado, Coats presentó las que su despacho considera como potenciales amenazas mundiales a la seguridad de EEUU.
grupos violentos. El Gobierno venezolano acusó a EEUU de financiar a grupos violentos de la oposición, volcada a las calles desde hace seis semanas para exigir la salida del poder del presidente Nicolás Maduro. “El financiamiento y apoyo logístico estadounidense a los grupos violentos en Venezuela han facilitado una insurgencia armada”, denunció la Cancillería, advirtiendo que dicha insurrección será contrarrestada con la ley. Las protestas contra Maduro iniciadas el 1 de abril dejan 38 muertos, así como cientos de heridos y detenidos, algunos de los cuales –según organizaciones de derechos humanos– están siendo juzgados ilegalmente por cortes militares.
armas bioquímicas. Una funcionaria venezolana consideró este miércoles como “armas bioquímicas” las bombas de excrementos -llamadas popularmente puputov– que manifestantes empezaron a lanzarle a policías y militares en las protestas contra Maduro. “Es un arma biológica. El uso de armas bioquímicas es delito, está completamente tipificado, y tiene penalidades altas”, dijo Marielys Valdez, inspectora general de tribunales en entrevista con la televisora estatal VTV. “El uso de las armas químicas, en este caso heces humanas y animales, generan consecuencias. Pueden extenderse a las aguas, contaminar terriblemente. Personas especialmente vulnerables, niños y ancianos, pueden contraer hepatitis o infecciones con bacterias”, agregó Valdez. La oposición denuncia una salvaje represión, mientras que el Gobierno de Maduro sostiene que sus adversarios promueven actos terroristas en las protestas.