Federico Tatter, miembro de la Comisión Verdad y Justicia, explica que, en ese tiempo, la política norteamericana cambió con el nuevo presidente James Carter y se abocó a la lucha contra las violaciones a los derechos humanos, y que Paraguay utilizaba a la Cancillería para negar estas denuncias y dilatar intervenciones de la OEA.
En los documentos desclasificados se puede leer cómo desde mayo de 1977 los EEUU condicionan a Paraguay la aprobación de varios préstamos que había solicitado al Banco Interamericano de Desarrollo (BID), exigiendo que permitan una vista de la CIDH para una inspección sin restricciones.
Finalmente, un cable diplomático secreto al presidente Carter informa que Alfredo Stroessner se comprometió a permitir una visita para después de las elecciones de febrero de 1978.
Tras la visita, el informe final de la CIDH señala de manera contundente que en Paraguay la violación de derechos humanos se convirtió en un “hábito constante”.