“Brasil no merece sufrir una nueva ruptura democrática”, afirmó la mandataria, suspendida de sus funciones desde el 12 de mayo para responder a un juicio político, en una carta dirigida a la comisión del Senado responsable del proceso.
Rousseff tenía la oportunidad de presentarse personalmente ante la comisión, pero optó por enviar a su abogado, José Eduardo Cardozo, quien leyó la carta en la que insiste en que “se juzga a una persona inocente”. Cardozo admitió que le recomendó que no comparezca pero no aclaró las razones, explicadas por el senador Lindbergh Farias, del Partido de los Trabajadores. “Le pedimos que no venga a este juego de cartas marcadas para no legitimar un golpe”, declaró Farias, quien generó así protestas de la mayoría de los miembros de la comisión de 21 senadores que se inclina por la destitución. La senadora Simone Tebet, quien ya manifestó su convicción sobre la culpabilidad de Rousseff, afirmó en respuesta a Farias que la comisión acumuló más de 200 horas de trabajo en las que escuchó a 39 testigos y agregó que eso no puede ser tildado de golpe. efe