Todo ello rodeado por los “hurras” politizadas de estudiantes de fuera de la Facultad que habían sido llamados.
Espectáculo bochornoso que nos hizo retroceder al pasado de dictadura.
Stroessner había colonizado en su gobierno a la UNA. El profesorado estaba formado mayoritariamente por personas adictas a él. Y muchos de los alumnos entraban por ser correligionarios.
Fruto de todo esto fue el obsequio al dictador durante treinta y cinco años de Centros de Estudiantes Universitarios que iban cayendo en poder de los colorados. Era como el pago de una cuota de sumisión para mostrar su fidelidad partidaria.
Y después de 1989 esta tendencia en algunas facultades ha perdurado como una prolongación del stronismo.
Por eso la importancia de la primavera universitaria del 2015. Y el deseo de que esta no desaparezca.
La UNA ha de recobrar la libertad para, por ella, ser en todos los sentidos la Universidad mejor del Paraguay.
Recobrar también la gratuidad plena y su apertura a todos los jóvenes paraguayos sin discriminación de clase social.
La Política, con mayúsculas, ha de estar presente en la UNA en un ambiente libertario, liberado de la influencia de los partidos, que intentan dominarla para aumentar su poder electoral.
Pronto en marzo comenzarán de nuevo los cursos universitarios. Entonces veremos si sigue aquella primavera del 2015 o la fuerza retardataria de un partido ha logrado recobrar el poder de algunas facultades cuyos decanos fueron cesados en sus cargos por corruptos.
El ex rector de la UNA Froilán Peralta, quien estuvo preso en Tacumbú por corrupción, salió libre, con medidas sustitutivas.