En un comunicado, la ONG ha asegurado que los desplazados que han regresado a sus casas, después de que las milicias progubernamentales arrebataran a los rebeldes los barrios en los que vivían, han expresado su descontento al descubrir que sus viviendas habían sido robadas por dichas fuerzas.
Ayer, las fuerzas leales al presidente Bachar al Asad, lograron recuperar todas las zonas que los rebeldes habían ocupado hace dos semanas.
Los habitantes de estos barrios dijeron a voluntarios del Observatorio que cuando regresaron a sus hogares encontraron sus casas vacías. Asimismo, culparon de los robos a los miembros de los Comités de Defensa Nacional, una milicia que combate junto a las tropas sirias contra los rebeldes.
Según el Observatorio, los civiles también acusaron a los milicianos de obligar a los civiles a pagarles dinero en los puestos de control cuando se trasladan entre la ciudad de Alepo y zonas del norte de la provincia homónima, controladas por el Gobierno sirio, o en sus viajes fuera de esas áreas.
Además, varios civiles afirmaron que en las barreras próximas a las líneas del frente de batalla (en la provincia de Alepo), los milicianos les prohíben salir con los objetos de sus hogares.
Las tropas gubernamentales y sus milicias aliadas retomaron este sábado el barrio de Dahie al Asad, los puestos de control de Al Sura y Al Sater, la zona de Menyan y una fábrica de cartón, en el suroeste de Alepo.
La ciudad de Alepo se la disputan las fuerzas leales a Damasco y los rebeldes desde mediados de 2012, cuando los insurgentes conquistaron amplias áreas de la urbe, la segunda de Siria y una de las más castigadas por el conflicto que se inició en marzo de 2011.
La situación es especialmente crítica en los barrios orientales, sitiados por el régimen desde julio pasado, donde la ONU alertó esta semana que ya no quedan más alimentos para entregar a los civiles necesitados.