“Es una gran pérdida para los judíos. Es una gran pérdida para la humanidad”, declaró Ronald Lauder, presidente del Congreso Judío Mundial, frente a la sinagoga en el barrio neoyorquino de Upper West Side.
Decenas de personas, entre ellas la viuda de Elie Wiesel, Marion, que llegó al lugar en silla de ruedas, llegaron al templo para participar de una ceremonia reservada a la familia y a los amigos más cercanos de esta personalidad de la comunidad judía.
Su deceso provocó muestras de pesar y de reconocimiento a su infatigable labor en todo el mundo.
“En la oscuridad del Holocausto, en el cual seis millones de nuestros hermanos y hermanas perecieron, Elie Wiesel fue un faro de luz y un ejemplo de humanidad”, señaló en un comunicado el primer ministro israelí.