Sostenemos que lo hecho hasta los cuartos de final ha sido sólido y alentador, pero desde el segundo tiempo contra Argentina el equipo se ha ido desplomando.
SILBATINAS. Ante Perú predominó el buen toque del rival, ante la carencia de ideas y juego de la Albirroja. El encuentro en su primera parte fue malo y la silbatina generalizada con que el fervoroso público penquista (que no paró de cantar Chi-Chi-le-le y de hacer ola) despidió a los equipos al cabo de los 45’, era la señal elocuente de que fue un partido opaco y desabrido, como si el intenso frío de 2 grados les hubiera congelado sus repertorios, sus ganas y hasta sus piernas.
DE ENTRADA. A vuelta de vestuario, Paraguay sufrió el primer golpe y otra vez en una pelota aérea que sacan a medias. Carrillo puso calor y grito de gol a la noche con un fuerte disparo. Díaz metió mano al banco y envió al Pájaro Benítez al campo. Con él se mejoró. Su velocidad permitió llegadas importantes. Los incaicos aguantaron firmes el aluvión guaraní y respondieron con contragolpe. Ya sobre el epílogo, el Depredador Guerrero liquidó el partido, que terminó con Perú tocando y Paraguay desorientado y sin piernas.