Ella acusó a Elsa López, sobrina de sus padres, de realizar los trámites de la titulación del terreno a escondidas, aprovechando que tenía una cuñada de nombre Esmelda Villalba que trabajaba en el Indert, quien la ayudó a agilizar los trámites y, posteriormente, venderla.
Actualmente, el inmueble pertenece a la empresa Camarga SA y a Gonzalo Rodríguez, que derrumbó la casa luego del desalojo. “Somos muy humildes, todos los días luchamos en la chacra o haciendo algún trabajito para alcanzar el pan de cada día, ahora no tenemos a dónde ir”, manifestó Duarte.