Sergio Moro, el juez de la operación Lava-Jato, como se conoce a la investigación sobre la trama de Petrobras, tendrá que pronunciarse en los próximos días sobre la denuncia presentada esta semana por el fiscal contra Lula por desvío de dinero y corrupción, que ha caído como una bomba sobre el Partido de los Trabajadores (PT).
Aunque tanto el ex presidente como el partido insisten en afirmar que la denuncia tiene un objetivo político y pretende sacar a Lula de la escena para evitar que se presente a las elecciones presidenciales del 2018, miembros de la formación admiten que tendrá un impacto inmediato que se medirá en los comicios municipales del próximo día 2.
El PT llega ya golpeado a la cita electoral tras su vuelta a la oposición por primera vez desde 2003 después de la reciente destitución de Dilma Rousseff y se vuelca en cerrar filas en defensa de su líder, el ex presidente Lula.
La dirección del partido acordó esta semana pedir a sus candidatos municipales que apoyen públicamente a Lula y atribuyan las acusaciones a una estrategia de persecución política.
El propio Lula exhortó a sus correligionarios a que luzcan con orgullo el color rojo y la estrella que identifican al partido de izquierda y que muchos candidatos han escondido en sus anuncios electorales por miedo a perder votos. efe