20 abr. 2024

Democracia no explicada

Benjamin Fernandez

Somos raros los paraguayos, queremos una democracia que funcione para todos, pero elegimos a los peores y de entre ellos a los que haremos padecer por el tiempo que les toca administrar. Lugo concitó el voto castigo contra Nicanor y ahora Ferreiro contra Cartes, pero tanto el anterior como el actual llegan a caballo de una coalición diseñada para no funcionar.

Los tres poderes, Legislativo, Ejecutivo y Judicial, ejercen el gobierno en democracia. En el caso municipal, la cuestión es con una Junta que no rinde cuentas a nadie más que a ellos y donde algunos miembros de la coalición de Ferreiro ¡se ufanan de tener más de mil empleados suyos! Sí, así como leyó. De una dotación de más de 8.000, más de un 10% solo le responde a Wagner y ellos son capaces de todo: huelga, brazos caídos, destrucción de bienes municipales, corrupción, tráfico de influencia y otras formas de parar la máquina del Ejecutivo.

Los concejales que no se deben a nadie más que a ellos mismos ganan más que el intendente municipal. ¿Por qué? Son ellos los que hacen el presupuesto. Simple.

Si Ferreiro quiere gobernar debe dar una sacudida a este modelo que lo único que ha logrado hasta ahora es que los contribuyentes paguen más impuestos y que la ciudad pierda habitantes por miles porque no hay proporción entre lo que se paga de impuestos y tasas, y lo que se recibe. La capital ha perdido más de 500.000 pobladores en los últimos 15 años y la tendencia es a continuar con lo mismo convirtiéndola a corto plazo en una ciudad ocupada por conquistadores no invasores, como aclaró uno en la semana. Hay que dividirla por un conjunto de barrios de donde saldrán los concejales y a cuyos habitantes estarán obligados a rendir cuentas. Debe existir una política que haga que la gente quiera volver a vivir en Asunción porque, de lo contrario, el intendente tendrá 110.000 votos bronca, pero con concejales propios que no alcanzan ni 15.000. Crónica de un fracaso anunciado.

Conceder para gobernar es no avanzar nada. Los electores se están burlando de la política porque los políticos vienen burlándose de ellos. Escogen de manera tal que la burla, el escarnio y el fracaso sean el único resultado posible. Lo peor: la democracia como modelo de gobierno menos malo se convierte en algo que no sirve y la ilusión autocrática vuelve a aparecer como opción para muchos. Entre los que eligen y los elegidos le estamos pasando la factura a una democracia kelembu, que ya tuvo a alguien con ese nombre representando a los esteños en los últimos comicios. Si antes estábamos llenos de médicos por la profunda enfermedad del Estado, ahora nos llenamos de cómicos para al menos consolarnos en el fracaso riendo.

La democracia paraguaya necesita ser revisada. Estamos aprendiendo por descarte y quemando generaciones completas de incompetentes. Alguno dirá que es mejor eso que una revolución violenta. Pero el lento avance de los cambios, la acumulación de problemas, la falta de ideas que movilicen a pensar cosas distintas e innovadoras nos consuelan que la alternancia por la alternancia es buena, a pesar de que el que venga sea igual o peor del que se fue.

Lamentable autojustificación del fracaso de un sistema que no termina de purgarse por completo, a pesar del mensaje elocuente que envía el electorado: te elijo porque estoy cansado, pero te doy todos los elementos para fracasar aunque en el medio te diré: Señor presidente, señor congresista o señor intendente. En el fondo me reiré de ti y esa será mi revancha. Triste... pero es así.

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