Por Stefanie Céspedes @betistef
Por razones de seguridad de la entrevistada, ULTIMAHORA.COM respeta la solicitud de la mujer que pidió mantenerse en el anonimato. Sin embargo, ella quiere dar a conocer su caso para “animar a las mujeres a que sean valientes”, según expresó.
La mujer tiene una despensa que funciona en su vivienda, la cual atiende tras unas rejas, debido la constante inseguridad.
Como cada domingo, ella abrió las puertas del salón comercial, muy temprano, para recibir mercaderías mientras su familia aún descansaba.
La calle todavía estaba desolada y “de la nada aparece un joven” que aparentemente se encontraba bajo los efectos de alguna droga. Se dirige a ella y, mientras se apoya por la reja, le dice: “Dame comida, che vareá hina (tengo hambre)”.
- ¿En qué te puedo servir?, le respondió ella.
- A ver, porque reime rei hina (estas de balde).
- Yo no estoy de balde, estoy trabajando desde muy temprano.
- Reme’é cheve o si no, ndahamoái (Dame o no me voy).
- Jahecha ndarehóipa anga (vamos a ver si ahora te vas).
En medio de la discusión, la mujer no tuvo tiempo de ir en busca de su marido y, cuando vio que el joven comenzó a mover las rejas bruscamente, con aparente intensión de ingresar a la fuerza, retrocedió unos pasos para tomar su arma, que siempre está sobre un refrigerador, envuelta con un mantel.
Al principio, el hombre pensó que lo que la mujer tenía en la mano era comida. Sin embargo, ella se puso en posición, levantó el mantel y le apuntó.
Una vez que el joven vio el arma, no solo se retiró del lugar para nunca más volver sino que, antes de irse, le dijo que todo estaba bien, que nada de lo que él le había dicho “era en serio”.
Ella trabaja como comerciante desde hace tres años. Desde ese momento pensó en la seguridad de su familia y con su esposo decidieron tener el arma en la casa.
“Aprendí a usar el arma para defender a mis hijos, porque al ladrón no le importa tu sacrificio ni tu familia”, expresó.
También señaló que a su hijo mayor, de 16 años, ya lo asaltaron y que su marido trabaja fuera de la casa todo el día, dos motivos que la hicieron decidir aprender a usar un arma.
“Hasta el momento no usé mi arma, pero no voy a dudar en usarla. Para los delincuentes no hay hora ni día, una tiene que estar preparada siempre para defender a los suyos”, manifestó.
Aconsejó a las mujeres que tengan más coraje, que enfrenten la realidad, que defiendan su hogar de la inseguridad.
“Me considero una mujer valiente, una mujer de hierro y mucho más que eso. Mi marido siempre me dice que soy una mujer muy valiente”, dijo con gran orgullo la comerciante, que no duda en enfrentar la inseguridad, con arma en mano, con tal de defender a su familia.
El arma usada por la madre es una escopeta calibre 12 de caño corto.
Los motoasaltantes prefieren a las mujeres
La sensación de inseguridad en la zona es evidente, pero las estadísticas le dan la razón.
El jefe de la Comisaría Tercera de Luque, comisario Carlos Cáceres, asegura que, en un 99 por ciento de los casos, las víctimas “preferidas” de los motoasaltantes son mujeres, y el hecho se perpetra en la vía pública.
Los días donde más se registran robos en la calle son los viernes, ya que los malvivientes buscan dinero fácil para salir de fiesta los fines de semana.
Otro aspecto que destacar, según el comisario, es que las personas que son víctimas de asalto en la vía pública, por lo general, no quieren realizar la denuncia, por lo que desde hace un tiempo los agentes policiales deben actuar de oficio.