Es probable que este título genere inmediata toma de posición en contra por los indeseados y reiterados cortes de electricidad que padece cíclicamente la población. Sin embargo, es importante seguir leyendo. La defensa de la Administración Nacional de Electricidad (ANDE) es una urgente prioridad. ¿Por qué?
Desde la caída de la dictadura stronista (1954-1989) y más contundentemente bajo la presidencia del empresario colorado Juan Carlos Wasmosy, con quien empieza el retrasado experimento del liberalismo reciclado llamado neoliberalismo, la ANDE se convirtió en una razón de ambición para el capital extranjero en contubernio con el local (cuándo no).
Entonces, habían quebrado todos los bancos posibles y el país casi iba a default. El exitoso, como él mismo se hizo llamar, había prometido hacer progresar al Paraguay 50 años en 5 años de mandato. Destruyó aún más el país.
Desde entonces, y cada cierto tiempo, los sucesivos gobiernos del mismo tinte partidario intentaron generar las condiciones para vender a precio de bagatela la estatal eléctrica. Tras temporadas de calma, volvía-vuelve llamativamente la crisis de los cortes.
Explicaciones diversas esgrimen los directores de ocasión para justificar la caída de red. Sin embargo, conociendo la causa, no se toman las decisiones adecuadas. ¿Por qué?
El sindicato de trabajadores, Sitrande, lo viene denunciando desde los años ’90. No hay inversión adecuada, suficiente, como debe ser en tecnología e infraestructura. Todo se hace a medias. Tampoco en mejorar la especialización del recurso humano nuevo, promover a los calificados e incorporar otros en reemplazo de los que van jubilándose. ¿Por qué?
Entonces, la mayoría, sin excepción, renegamos profundamente cuando se va la luz, sea la hora que sea. Peor si ocurre de noche y hace 40 ºC. Y poco a poco, centímetro a centímetro, año tras año, temporada tras temporada, nos predisponemos negativamente. Y un día la situación se volverá insostenible y aparecerán con la propuesta de privatizar, tercerizar, vender la Ande para que acaben nuestros problemas. Y aplaudiremos.
Sin embargo, nuestros problemas habrán empeorado. ¿O alguien está de acuerdo con el servicio del transporte público, enteramente privado?
La electricidad, al igual que el espectro radioeléctrico y los minerales del subsuelo son estratégicos y jamás deben salir del poder del Estado. Porque deben cumplir una función social, para beneficio de todos, no para el lucro y rentabilidad empresarial, particular.
Al final habremos perdido un recurso y riqueza estratégicos y parte de la soberanía energética. Y seguirán los cortes y subirán los precios...