La mayor es que por falta de tierra estos grupos de campesinos se pusieron en movimiento. Unos, por falta de ellas para vivir, entraron en tierras del Estado en Curuguaty. Los otros, por haber tenido que abandonar las que tenían en su valle, entraron en tierras del Bañado en Asunción.
Y ambos, en estos días, están a punto de no encontrarlas nunca.
Los de Marina Cué están presos con fuertes condenas. Y no sabemos si este Estado, tan poco a favor de estos campesinos, alguna vez más tarde, les dará tierras.
Los del Bañado Norte ya están amenazados de expulsión. En una oficina, y sin ninguna consulta a estos bañadenses, ya han hecho el trazado de la segunda parte de la Avenida Costanera y al llevar este mapa a la realidad del Bañado Norte, amenazan de expulsión a los que les caería encima la avenida con una indemnización (nadie sabe cuanto será) o simplemente expropiándole el lugar donde viven y expulsándolos. Y esta violencia puede causar otra masacre como la de Curuguaty.
De todo esto, en adelante, vamos a hablar mucho. Por eso les recomiendo que tomen algunas notas esenciales.
En el Bañado Norte viven unas 10.000 personas (alrededor de 2.000 familias). En su zona del Banco de San Miguel viven 220 familias, algunas desde antes del año 1954.
Los bañadense del Norte por arraigo quieren seguir en su barrio donde, secando el suelo con escombros, han edificado sus casas de ladrillos con gran esfuerzo a pesar de su pobreza. Exigen la defensa costera para evitar más inundaciones.
Estos dos propósitos no los aceptan ni la Municipalidad, ni el MOPC, ni la Focem ejecutoria de las obras. Y los quieren echar.
Lo correcto sería darles casa en el Bañado.