Trump ha dicho que el Tratado de Libre Comercio de América del Norte (TLCAN) avanzó a costa de los trabajadores estadounidenses y ha prometido renegociar o desechar el acuerdo, así como imponer aranceles.
Desde que el tratado entró en vigor en 1994, las exportaciones mexicanas a Estados Unidos se multiplicaron por seis a USD 320.000 millones por año, transformando una economía cerrada en un centro de inversiones y en un lugar para instalar fábricas de grandes compañías transnacionales.
“No pudimos creer lo que estaba pasando delante de nuestros ojos”, dijo Marcello Hinojosa, presidente de la cámara industrial Canacintra en la industrial Tijuana, al referirse al triunfo de Trump.
“Nuestro principal socio a quien le exportamos es Estados Unidos. Si esto desaparece, vamos a tener un montón de desempleo, vamos a tener déficit comercial realmente grande”, dijo Hinojosa.
Trump ha amenazado con imponer aranceles de hasta 35 por ciento a los bienes fabricados en México y con acabar con el TLC si no puede renegociarlo porque lo considera “el peor acuerdo jamás hecho”. Su victoria ha agregado presión a los fabricantes de autos y otros sectores que dependen del acuerdo.
Manuel Montoya, director del Cluster Automotriz de Nuevo León, estado fronterizo con Estados Unidos, dijo que el fin del TLC sería algo fatal para los integrantes de esta agrupación.
“Hoy los coches se fabrican en México 3.000 dólares más baratos que en Estados Unidos, yo no sé si los norteamericanos están dispuestos a pagar 3.000 dólares más por cada coche que compran”, explicó Montoya. REUTERS