Entre los grandes déficits que arrastra la Municipalidad de Asunción, la recolección y el tratamiento de la basura, junto a las tareas de aseo urbano, siguen siendo algunos de los puntos más sentidos por la ciudadanía.
En estos días, el local de la Junta Municipal capitalina ha vuelto a ser el escenario de un antiguo conflicto, cuando la empresa Empo, adjudicada con parte de la recolección de residuos sólidos y el manejo del vertedero de Cateura, planteó extender el periodo de vida útil del sitio hasta el año 2020, mientras algunos concejales y técnicos ambientales sostienen que el lugar apenas aguantará por 8 meses más, antes de colapsar. Es decir, que se debe clausurar en el 2018.
El foco del dilema gira en torno a la promesa de la firma de construir una planta de transferencia en Cateura, para acumular residuos sólidos y optimizar el alto costo que supone el transporte a larga distancia, pensando en operar en un terreno de 200 hectáreas para un nuevo sitio de relleno sanitario en la zona de Villa Hayes, pero que actualmente está pendiente de un pleito judicial con la anterior empresa tercerizada para el servicio, El Farol.
Los concejales sostienen que dicha planta de transferencia debió haberse construido hace 12 años, en el 2005, y que esta es una de las grandes deudas de la empresa Empo con la Comuna. Por su parte, los directivos de la firma aseguran que la planta tendrá verdadero sentido recién cuando se sature el vertedero, en el 2020.
Las aproximadamente 130 familias que viven del reciclaje de los desperdicios exigen que a través de una nueva ordenanza municipal se vuelva a autorizar el ingreso de la basura procedente de otras ciudades del área metropolitana al vertedero de Asunción, para asegurar sus fuentes de subsistencia, lo cual aceleraría aun más el pronto colapso del sitio.
El principal déficit en toda la cuestión es que, hasta ahora, se ha avanzado poco en modernizar el sistema de recolección y tratamiento de basura en Asunción. Mientras en otras ciudades del interior del país ya se aplican buenos sistemas de reciclaje, con contenedores diferenciados para separar ecológicamente los desperdicios como material orgánico biodegradable e inorgánico (cartón, vidrio, metal, plástico), en la capital la deposición se sigue haciendo a bulto, con mucho retraso y con graves efectos de contaminación ambiental.
Igualmente, se sigue optando por el básico relleno sanitario, cuando podrían ensayarse métodos que favorecen mejor a la protección del medioambiente, como los tratamientos con biodigestores y procesos anaeróbicos, sistemas de compostaje o utilización de bioparques, entre varios otros que la tecnología y la experiencia aconsejan.