La crecida del río Paraguay, registrada a mediados del año, afectó a casi 20.000 familias que se vieron obligadas a dejar sus hogares en las zonas ribereñas, trasladarse a refugios instalados y hogares improvisados.
Muchas de ellas aún no retornaron ante el temor de una nueva posible crecida para el 2015 y por eso pasarán estas fiestas lejos de sus casas.
A pesar de las precariedades en las que viven, estas fechas son sinónimo de esperanza y motivo para reunirse con sus seres queridos.
En el Barrio Obrero, en la calle 21 Proyectadas, se levantaron varias casas de madera que albergan a los damnificados, informó Telefuturo.
Un ejemplo de ello es Doña Rosa, quien vive con sus hijos, su nieto y marido. Ella solo anhela volver a su hogar. Pero de igual manera prepara su cena de Nochebuena.
Doña Dominga debió abandonar su vivienda en Villa Colorada para refugiarse junto a su hijo y nieta en esa doble avenida. Obtienen un poco de ganancias recogiendo plástico. Para esta Navidad solo espera la llegada de su hija desde Buenos Aires, Argentina.
Ambas tienen una queja en común y es la nula asistencia por parte de las instituciones del Estado.