Pero por la impunidad con que actuó la mala Justicia que padecemos, lo que sucedió en Curuguaty, en adelante, es también una amenaza para el pueblo paraguayo.
Pueden ya matarnos sin que se investigue luego el asesinato.
Pueden meternos presos a capricho de la autoridad.
Pueden ejecutarnos heridos y decir que fue en defensa.
Pueden impunemente plantar o hacer desaparecer pruebas en una farsa de juicio.
Pueden mentir descaradamente los fiscales y aceptar todo los jueces.
Pueden torturarnos y no se investiga ni castiga la tortura.
Pueden los jueces sentenciar sin pruebas, sino por orden superior.
Pueden imputar a quien lo deseen sin defensa alguna y dejarnos sin los derechos que nos da la Constitución.
Pueden hacer todo esto con total impunidad para atemorizarnos e impedir nuestra libre expresión política.
Todo esto ha ocurrido en la causa de Curuguaty, y todo esto se puede repetir en cada uno de nosotros si no anulamos ya esta amenaza con la libertad de todos los campesinos inocentes presos de Curuguaty y si el Estado no concede la compensación justa en tierras a los presos por los cinco años de cárcel y a los familiares de los asesinados.
Hoy 15 de junio se cumplen, sobre todo, cinco años del asesinato, nunca investigado. de Fermín Paredes González, Arnaldo Ruiz Díaz, Luis Paredes González, Andrés Avelino Riveros. Francisco Ayala, Avelino Pindú Espínola, De los Santos Agüero, Luciano Ortega y Adolfo Castro. Todos asesinados por el solo deseo de querer tierra para vivir con sus familias.
Dentro de unos días se cumplirán también cinco años de los asesinatos de Vidal Vega y de Hermógenes Garcete. Dos campesinos, archivos vivos de la verdad de sus compañeros de Curuguaty, que fueron asesinados por sicarios pagados por los mismos que idearon y llevaron a cabo tanto mal.