BUENOS AIRES - ARGENTINA
Convencida de que es víctima de una persecución política, la ex presidenta argentina Cristina Fernández pidió ayer a la justicia anular una causa por corrupción en su contra, inventada según ella, para tapar la crisis económica en el país.
“Esto es un disparate. Es una maniobra del actual gobierno para tapar el desastre económico”, dijo Fernández al salir de tribunales donde unos 5.000 seguidores reunidos en la agrupación política La Cámpora alzaron banderines y entonaron cánticos en su apoyo.
Cual estrella de rock ingresó a los tribunales por una puerta trasera, donde decenas de empleados se acercaron a retratarla con celulares, antes de comparecer ante el juez federal Julián Ercolini en los tribunales de Comodoro Py, en Buenos Aires.
La ex mandataria es la primera de una lista de 17 personas citadas a declarar por el juez Ercolini, que investiga si su gobierno favoreció la concesión de obras públicas a Lázaro Báez, un empresario allegado a los Kirchner preso por supuesto enriquecimiento ilícito.
En una improvisada rueda de prensa al salir del tribunal, la ex presidenta dijo que pidió por escrito que se anule la causa, una de las tantas que impulsó la justicia en Argentina en su contra desde que dejó en diciembre pasado el gobierno (2007-2015).
Este caso vuelve a poner a Kirchner en el tapete de la actualidad argentina, donde es amada y odiada con idéntica pasión. “Para los fiscales, el gobierno (de ella) fue una asociación ilícita”, acusó con ironía y aseguró que no decidió sobre las obras públicas durante su mandato.
La comparecencia de Cristina a los tribunales, en el centro de la capital argentina, fue acompañada por un fuerte operativo policial. “Parece que va Pablo Escobar a Comodoro Py”, ironizó el abogado de la ex presidenta, Gregorio Dalbón.
Al retirarse en coche se registraron algunos cruces entre policías y sus simpatizantes, que se abalanzaron para poder tocarla o retratarla.