Las sospechas de que pudo haber una coordinación entre la campaña del multimillonario y el Kremlin para perjudicar a la ex candidata demócrata a la Presidencia de Estados Unidos en los comicios de 2016 toman cada vez más fuerza, en medio de una maraña espesa de reuniones y contactos entre el equipo de Trump y Moscú que ya nadie puede negar.
Acosado por las filtraciones, que han salido de la propia Casa Blanca desde la que gobierna, el presidente se ha pasado los últimos meses negando la mayor y calificando las informaciones sobre la injerencia rusa en las elecciones como “noticias falsas”, “una caza de brujas” o “un sinsentido”.
Sin embargo, la prueba más significativa hasta el momento alrededor de la investigación rusa ha salido a la luz gracias a su hijo.
Presionado por la información obtenida por el diario The New York Times el pasado fin de semana, Donald Trump Jr. acabó publicando unos correos de junio de 2016 en los que acoge con entusiasmo la idea de recibir información sobre Clinton de una abogada rusa, identificada como Natalia Veselnitskaya, con quien finalmente se reunió. efe