El Consejo Superior Universitario (CSU) postergó ayer de nuevo el tratamiento de la problemática en la Fiuna, a saber la medida por la que optarán para resolver el conflicto que mantiene paralizada a esa casa de estudios hace tres meses.
Tras debatir durante hora y media, el pleno del CSU decidió llevar la discusión –de las propuestas de solución– a una sesión extraordinaria. La cita se fijó para el lunes entrante en el Rectorado de la Avda. España.
Esta moción se impuso (26 contra 9 votos, a mano alzada) frente a la recomendación de dar un “tiempo razonable” al decano de Ingeniería, Éver Cabrera, para reencauzar la situación académica y administrativa. El plazo en cuestión se analizó que sea de un mes.
De cualquier modo, la decisión de estirar el debate concederá un cierto respiro al decano, quien tiene en marcha –dijo– un “plan de acción": uno tendiente a la recalendarización del último semestre y otro en aras de liberar, a su vez, las puertas de acceso a las aulas de la facultad bloqueadas con sillas, mesas y parabólicas.
Discrepancias. Entre los miembros del CSU existen posturas contrapuestas entre quienes consideran que “ya amerita ordenar la intervención” y otros que prefieren darle más tiempo a Cabrera.
Incluso, una idea que sumó adherentes ayer, fue que la UNA contrate una auditoría sobre los padrones electorales de Fiuna y de la Facultad de Ciencias Médicas (FCM), según planteó Laurentino Barrios, decano de FCM.
La depuración de esos registros, a su criterio, otorgará mayor transparencia a los actos comiciales –en ambas unidades académicas– que se encuentran en litigio en el ámbito de la Justicia Electoral.
Para el Ing. Teodoro Salas, decano de Politécnica, la situación en Ingeniería es “insostenible”, por lo que la única solución viable es la intervención de la institución. Su propuesta se topa con el obstáculo de que debe reunir dos tercios de los 50 integrantes (34 votos) para que se apruebe la medida de cesar al decano.
Escrache. En medio de la sesión, Cabrera intentó retirarse, pero fue emboscado por unos 40 universitarios y algunos padres, quienes le bloquearon el paso en el estacionamiento. “No vas a ser decano”, le repetían mientras recibía todo tipo de insultos y era bañado con agua. Entre forcejeos con guardias privados, lograron que Cabrera desista de abandonar el predio.