El Tribunal de Sentencia conformado por los jueces Milciades Ovelar, Efrén Giménez y Herminio Montiel comprobaron que el abuelo de los niños, la tía y el ocasional padrastro de los pequeños cometieron los hechos punibles de abuso sexual y proxenetismo. En consecuencia, el colegiado sentenció al padrastro a 8 años de pena privativa de libertad, mientras que el abuelo recibió 6 años de cárcel. Ambos fueron condenados por abuso sexual en niños. En tanto, la mujer fue condenada a 5 años por proxenetismo.
El representante del Ministerio Público solicitó la máxima pena para los primeros, en base a que los niños relataron que los familiares organizaban orgías y eran obligados a participar y observar todo cuanto acontecía en la casa donde residían. Incluso refirieron que a veces iban terceros a sumarse a los desenfrenos y borracheras.
POR GOLOSINAS. “Los pequeños eran convencidos por sus victimarios de ser abusados sexualmente a cambio de golosinas, chocolates, así como también sus victimarios les regalaban juguetes”, expresó el fiscal Ramos. En cuanto a la niña de 11 años, era obligada a prostituirse y su propio abuelo se encargaba de cobrar a los ocasionales clientes, aseveró.
Asimismo, mencionó que la madre, al igual que su hermano, también fueron procesados en la causa; sin embargo, no pudieron ser juzgados debido a que se encuentran prófugos de la Justicia. También añadió el fiscal que las pruebas documentales y testificales demostraron cómo los menores fueron sometidos sexualmente, dejando rastros de violencia física en distintas partes del cuerpo y daños psicológicos y emocionales. Finalmente, señaló que apelará el fallo, ya que no está de acuerdo con las penas dictadas.
Según los antecedentes del caso, los hechos habrían ocurrido en abril del 2013, en el interior de una vivienda –donde residían las víctimas y victimarios– ubicada en el barrio Santo Domingo, de la localidad de San Cristóbal, a 135 km al sur de Ciudad del Este.
La denuncia fue presentada ante la Fiscalía por el padre biológico de los chicos.