El hombre incumplió en reiteradas ocasiones un auto interlocutorio, emanado del Juzgado de la Niñez y la Adolescencia, que ordenaba una cuota de alimentación de G. 350.000 mensuales.
En varias oportunidades, el ahora condenado dijo que depositaría el dinero para los gastos de su hijo menor, a quien le diagnosticaron una enfermedad renal, sin embargo, no lo hizo.