19 mar. 2024

Concejales de O’Leary lucran con tala de árboles por duplicación de ruta 7

Los ediles reconocieron que se encargan de derribar los árboles, en su mayoría especies nativas, y de comercializar la madera. Parte de las ganancias “donan” a una parroquia y el resto queda para ellos.

La tala de árboles que se encuentran en las zonas afectadas por los trabajos de duplicación de la ruta 7 a cargo del consorcio Tape Porã, en la ciudad de Juan E. O’Leary, se convirtió en un lucrativo negocio para algunos concejales de este distrito, ubicado en el Departamento de Alto Paraná, a unos 250 kilómetros de Asunción.

A diferencia de otros municipios afectados por la duplicación de la ruta, como el de Juan León Mallorquín por ejemplo, donde la Intendencia con sus propios recursos se encarga del derribo de los árboles, la Municipalidad de O’Leary, llamativamente, concedió esta potestad a tres ediles. Otras comunas, en cambio, autorizan a los frentistas a derribar los árboles.

Los concejales Gregorio Melgarejo, Everaldo Acosta y Gerardo Cáceres, avalados por una autorización del intendente Francisco de Jesús Amarilla (PLRA), del 15 de noviembre del año pasado, se encargan de derribar los árboles que se encuentran en el área de la franja de dominio público del MOPC, que será afectada por la duplicación de la ruta 7. Más de 200 árboles de distintas especies deben ser echados en esta ciudad.

En ninguna parte del escrito se autoriza a los ediles a comercializar la madera de los árboles, que es lo que hoy se encuentran realizando. Sino que se señala claramente que los troncos retirados deben ser donados a la parroquia de la ciudad, San Antonio de Padua, “para la ampliación del templo”. ÚH accedió a una nota de fecha 7 de noviembre de 2016 remitida por Tape Porã a la Municipalidad de O’Leary, que expresa que los municipios acordaron con el MOPC el retiro de los troncos, a fin de que la madera resultante “sea aprovechada para fines de utilidad pública”.

Según lugareños, los rollos o maderas aserradas se están comercializando a muy buen precio el metro cúbico, lo que significa un rollo de un metro de largo por 10 pulgadas (25 centímetros) de ancho.

El concejal municipal Gerardo Cáceres (PLRA) comentó a este diario que a la fecha ha vendido, ya sea a aserraderos o a particulares, más de 200 metros cúbicos de madera. El precio: entre G. 32.000 y G. 40.000 el metro.

Explicó que parte de las ganancias de las ventas y también algunos árboles que pueden ser utilizados para hacer bancos y muebles se destinan a la parroquia de la ciudad.

“Yo contrato personales como motosierristas, alguien que junte las ramas y después vendo los metros y le pago a ellos, y me sobra un poco para mi viático (...)”, expresó. Indicó que su ganancia es de G. 100.000 por día de trabajo.

Inclusive dijo que hay gente que todavía le debe dinero por las maderas. El edil Gregorio Melgarejo, por su parte, manifestó vía contacto telefónico que nada tienen que esconder y que todo lo que vendieron está debidamente documentado.

Los pobladores cuestionan que los concejales no destinen la madera de los árboles o la totalidad del dinero de las ventas para fines de utilidad pública.

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