Es una profecía de la llegada del Mesías y de su reinado universal. Pero también la estatua puede ser imagen de cada cristiano: con una inteligencia de oro, que nos permite conocer a Dios; un corazón de plata, con una inmensa capacidad de amar; y la fortaleza que dan las virtudes... Pero los pies los tendremos siempre de barro, con la posibilidad de caer al suelo si olvidamos esta debilidad del fundamento humano, de la que, por otra parte, tenemos sobrada experiencia.
Conocemos bien la realidad de las palabras de San Agustín: «No hay pecado ni crimen cometido por otro hombre que yo no sea capaz de cometer por razón de mi fragilidad; y si aún no lo he cometido es porque Dios, en su misericordia, no lo ha permitido y me ha preservado del mal».
El papa Francisco en una meditación expuso: “Jesús dijo: “Esto que ven, llegarán días en que no quedará piedra sobre piedra que no sea derruida”. Naturalmente le preguntan: ¿cuándo sucederá esto?, ¿cuáles serán los signos? Pero Jesús dirige la atención de estos aspectos secundarios – ¿cuándo será?, ¿cómo será? – la dirige a las verdaderas cuestiones. Y son dos:
Primero: no dejarse engañar por falsos mesías y no dejarse paralizar por el miedo. Segundo: vivir el tiempo de la espera como tiempo del testimonio y de la perseverancia. Y nosotros estamos en este tiempo de la espera, de la espera de la venida del Señor. Esta alocución de Jesús es siempre actual, también para nosotros que vivimos en el Siglo XXI. Él nos repite: “Miren, no se dejen engañar. Porque vendrán muchos usurpando mi nombre”.
Es una invitación al discernimiento. Esta virtud cristiana de comprender dónde está el Espíritu del Señor y dónde está el mal espíritu. También hoy, en efecto, hay falsos “salvadores”, que tratan de sustituir a Jesús: líderes de este mundo, santones, también brujos, personajes que quieren atraer a sí las mentes y los corazones, especialmente de los jóvenes. Jesús nos pone en guardia: “¡No los sigan!”. “¡No los sigan!”.
(Frases extractadas del libro Hablar con Dios de Francisco Fernández Carvajal y http://www.es.catholic.net/op/articulos/10454/cat/331/no-se-dejen-enganar.htm)l