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Presentaciones acústicas de solistas y sesiones eléctricas muy contagiantes de blues se vivieron durante tres magníficas noches –desde el jueves al sábado último– en el Teatro Municipal de la mano de músicos de EEUU, Canadá, Argentina, Brasil y Paraguay.
Todos fueron parte del primer Festival Internacional de Blues de Asunción, que tuvo una convocatoria a sala llena. Dosis del más genuino blues, variantes del género, potentes toques de rock y riff de guitarras fueron la constante, todo ello desplegado con maestría por los músicos del festival.
ÚLTIMA NOCHE. Pasión y sentimiento no faltaron en las interpretaciones del estadounidense David Cole y su grupo The Main Street Blues. El artista afirmó que el “blues usa el ritmo del corazón” y cumplió a cabalidad esa premisa, contagiando ese espíritu mediante una propuesta moderna y del blues tradicional.
“El blues no trata de ser hábil en la técnica, sino de expresarse”, dijo en tanto el guitarrista Matthias Walde, quien abrió su número con un acústico, para luego recibir a sus instrumentistas, donde se destacó Maxi Chávez en la armónica. Mario Amarilla y sus músicos llegaron con más toques bluseros con aires contemporáneos y clásicos de Ray Charles.
Y la más ovacionada de la última cita fue la Big Charlie Blues Band, de Ciudad del Este. Su guitarrista Iván Figueredo fue muy aplaudido por sus solos en “Rock Me Baby”, de B. B. King y otros. Con la voz y el saxo de Carlos Jiménez cosecharon más aplausos gracias al clásico La Bifurcada, de Memphis la Blusera.
El cierre recayó sobre el guitarrista argentino Cristian Benítez y su cuarteto, quien propuso temas propios, como “Vendedora de amor”, “Blues del comedor” y otros con base de blues y rock, y que también contó con la armónica de Chávez. El público disfrutó y espera que sea realidad una segunda edición del festival.
