Por un lado, significará un alivio para los bancos, financieras y entidades de crédito el deshacerse de ese activo; sin embargo, el que puede complicarse en sus indicadores de morosidad y bajar su calificación de riesgo es el Banco Nacional de Fomento, que pasará a ser el acreedor de los campesinos. “El monto que se maneja (USD 9 millones) no es muy grande, por lo que no veo en principio que lleve a un desequilibrio grave”, consideró. Respecto a las acciones judiciales que toman los bancos con los campesinos, dijo que siempre que se toma un crédito se exige una garantía. “Puede ser mal visto, pero uno tiene que honrar sus deudas”, señaló.