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WASHINGTON - EEUU
Por James Oliphant
Donald Trump tenía razón. Muchos otros estaban equivocados. Los expertos y encuestadoras que dijeron que la ex estrella de televisión no podría ganar la presidencia de EEUU, los republicanos que lo rechazaron, los líderes empresariales que lo denunciaron y los demócratas que lo desestimaron no lograron entender por completo la profundidad de su respaldo.
En una impresionante victoria sobre la demócrata Hillary Clinton, Trump se ciñó a un plan que funcionó a la perfección en las primarias republicanas, una campaña construida en torno a su calidad de celebridad que dice lo que opina, su uso de redes sociales y su mensaje de cambio antiestamental. “La nuestra no fue una campaña, sino un gran e increíble movimiento”, comentó Trump ayer en su discurso de victoria.
descontento. Fue un movimiento impulsado por el descontento. El sondeo de Reuters/Ipsos en el día de la elección arrojó que la mayoría de los estadounidenses que fueron a las urnas estaban claramente descontentos con la dirección del país. Cada 6 de 10 personas dijeron que sentían que el país estaba mal encaminado. Alrededor de 58% afirmó que “más y más no me identifico con lo que se ha convertido EEUU” y 75% sostuvo que “EEUU necesita un líder fuerte para recuperar al país de manos de los ricos”.
Los que pensaban que el país estaba mal encaminado tenían 3 veces más probabilidad de votar por Trump que por Clinton. En una campaña amarga y divisiva, Trump superó una serie de obstáculos que arruinarían a cualquier otro candidato: una cinta de audio en la que habló sobre manosear a mujeres, su rechazo a divulgar el pago de sus impuestos, la violencia en sus actos de campaña, su burla de un reportero inválido y sus ataques al origen de un juez federal y a la familia musulmana de un soldado estadounidense. “Era un candidato imperfecto con un mensaje casi perfecto”, comentó Ford O’Connell, un estratega republicano que respaldó desde hace tiempo a Trump. “No creo que mucha gente entendiera eso”, agregó.
gran división. En un año en que los votantes en Estados Unidos y en el exterior mostraron su antipatía hacia el estamento político, la economía globalizada y el bienestar corporativo, Trump estimó correctamente que podía subirse a esa ola de descontento para llegar a la Casa Blanca.
El magnate inmobiliario explotó una creciente división en el país entre los caucásicos y las minorías, los residentes de zonas urbanas y rurales, los universitarios y la clase obrera.
Trump obtuvo un 56 por ciento del voto caucásico, mientras que Clinton recibió solo el 39 por ciento y el republicano prometió que recuperaría puestos de trabajo, castigaría a empresas que tercericen servicios y llevaría al país de vuelta a un período no especificado de prosperidad y seguridad.