23 abr. 2024

Cómo joderle al pueblo

Brigitte Colmán – @lakolman

El artículo periodístico en cuestión ocupaba dos columnas en la parte superior del diario, con el título “Marito recomienda aceptar plata de Cartes y no votarlo”. Era el miércoles 20 de setiembre, un día antes del inicio de la primavera, y se confirmaba aquella verdad gigante como Olimpia: en este país, se aburre el que quiere nomás.

Nos encontramos en medio de la interna del Partido Colorado, vuelan los platos (metafóricos) sobre las cabezas y aún falta para diciembre.

Dos contendientes, uno es el caballo del comisario y tiene los recursos, el otro también tiene, pero sabe que el otro tiene más. Entonces a alguno de su equipo se le ocurre la idea de hacer la “Miniguía de cómo joderle al movimiento liberado cartista”, que dice así.

El paso 1 recomienda que, ya que usan vehículos del Estado, hay que aprovechar para que nos lleven y nos traigan; usémoslos, total también son nuestros.

El paso 2 habla de la comida, y advierte que te van a ofrecer pancho y gaseosa, entonces comé 5 a 6 panchos.

El paso 3 habla de la plata. Sugiere que si te ofrecen un cien mil’i no lo debés aceptar, y tenés que pedir mínimo 500 mil guaraníes. Agrega: total es nuestra plata que vuelve a nosotros.

Ya te llevaron en transporte pagado, tenés la panza llena y el dinero que pagaron por tu voto está en el bolsillo. El paso 4 recomienda ir a las urnas y votar a la lista 3, “para demostrar que no sos un vyro vendido”.

Este método lo vienen implementando desde hace más de 60 años, y no es una guía, sino más bien como una información genética incorporada al adn de cada político. Pero si fuera una miniguía, se llamaría “Cómo joderle al pueblo paraguayo”.

En un país con pobreza y desigualdad, donde todos, pobres y ricos, pagan iguales impuestos; con esos recursos los políticos llenan las oficinas públicas con sus amantes y parientes.

No hacen nada por la gente que votó por ellos, nada de salud, educación, empleos de calidad y seguridad, pero cada cinco años, con el mismo dinero de tus impuestos te llevan en el ómnibus de un empresario transportista que luego recibirá un subsidio. Te dan un pancho y una gaseosa, y te dicen por cuál lista votar. Es lo que en fútbol llaman una jugada de pizarrón.

Para no desentonar vas a aplaudir emocionado desde las gradas, pero al otro día vas a volver a esperar el ómnibus chatarra que te va a llevar a ese empleo donde no te pagan ni el mínimo y quizá, si tenés suerte, a tu hijo no se le va a caer el techo de la escuela encima, y a tu esposa no le van a acuchillar para robarle el celular.

Y al final, tiene razón el panfleto añetete: Cuando te compran, te compran con tu propio dinero.