El joven era adicto al sexo, en aquel entonces coleccionaba revistas pornográficas, que fueron encontradas en su habitación.
El hecho que motivó el asesinato de la familia que le cobijó fue que decidieron, tras un año y medio de su llegada, enviarle nuevamente con su hermana a Encarnación, con sus padres, de donde eran oriundos.
El día del horror, el viernes 4 de junio de 1993, AMEZ hizo creer a su hermana que en la vivienda, donde no se encontraba nadie más que ellos, entraron ladrones y por eso la encerró en su habitación y le pidió que no abriera la puerta por nada a nadie.
Con dos armas del dueño de casa en mano, el autor, quien no contuvo la rabia, ya que el día siguiente iba ser llevado de nuevo a su cuidad, esperó a sus víctimas y las mató una a una. La primera en ser ejecutada fue una de las hijas del matrimonio Rivelli, María Lourdes, quien llegó a la residencia de dos pisos a las 16.30. La misma fue atacada en la escalera y acusó dos disparos. Luego, el autor le quitó la ropa interior y abusar sexualmente de ella, y llevó el cuerpo hasta el garaje. La segunda víctima fue la madre, quien llegó dos horas después de la muerte de la hija. María Angélica Torres de Rivelli fue baleada a poco de descender de su vehículo y luego recibió el mismo vejamen. Por último AMEZ mató a otro hijo, José Luis, un estudiante que llegó 45 minutos después de que su madre haya sido asesinada. El joven recibió disparos en la espalda y en el pecho, estando en la sala de la casa.