Hasta el momento, según se informó recientemente, suman 5 las muertes confirmadas de dengue en lo que va del año. A su vez, un total de 74 son los casos fatales sospechosos por la enfermedad, 30 más con relación a la semana pasada. Por su parte, los casos confirmados de enfermos suman 619 en un corto lapso de siete días, mientras que los casos febriles sumaron más de 10.000. Las cifras son realmente abrumadoras.
Si a esta situación compleja se le suma el hecho de que estamos, por disposición de la Organización Mundial de la Salud (OMS), ante una alerta sanitaria mundial a raíz de la propagación del virus del zika mediante el mismo agente transmisor del dengue, estamos en condiciones de concluir el estado de emergencia en el que se encuentra nuestro país, con un sistema sanitario ya a estas alturas saturado.
Ante esta adversa realidad, es menester hacer un llamado a las autoridades sanitarias a fin de que adopten todas las medidas de precaución que sean del caso, como el rociado de las calles capitalinas y la actuación mancomunada con la Fiscalía General del Estado para intimar a los propietarios de terrenos baldíos a fin de que estos pongan en condiciones higiénicas sus respectivas propiedades.
Pero, al mismo tiempo, cabe movilizar a reflexión a la ciudadanía, protagonista principalísima en lo atinente a la limpieza que debe mantener en sus hogares para evitar el incremento de los índices de infestación larvaria. También, la población tiene que estar dispuesta a denunciar a aquellos vecinos que no colaboran en una tarea de sanidad en la que está comprometida la salud de todos los habitantes, especialmente de los que viven en las zonas afectadas por los elevados índices de infestación larvaria. En este sentido, da pena reconocerlo, es más bien modesto lo que ha cooperado la ciudadanía en la guerra que todos debemos librar contra el vector.
Es necesario recordar que con la próxima llegada y el incremento de las precipitaciones pluviales ocasionadas con motivo del fenómeno de El Niño –aún cuando existe un anuncio de que será menos grave de lo pronosticado– nuestro país se encontrará en una situación de particular vulnerabilidad en los meses que están por llegar.
Juntos, el sector público, el privado y la sociedad civil, estamos en la obligación de impulsar las acciones que preserven la higiene y, con ella, el buen estado de salud de una población que tiene muy limitados recursos para hacer frente a epidemias severas como las que pueden producir enfermedades de sesgo letal. Cada uno debe asumir su cuota de responsabilidad en este importante desafío.