QUITO - ECUADOR
El Gobierno de Colombia y el ELN, última guerrilla activa de ese país, se encaminaron ayer hacia un cese el fuego bilateral en los diálogos de paz en Quito, en los que los rebeldes se mostraron por primera vez abiertos a abandonar los secuestros.
“Comenzamos ya la discusión de un cese el fuego, que además de detener las operaciones ofensivas entre las partes lleve una ayuda humanitaria hacia la población”, dijo el jefe negociador del ELN, Pablo Beltrán, al concluir el segundo ciclo de conversaciones con miras a poner fin a medio siglo de conflicto armado en Colombia.
Desde el inicio de las pláticas públicas en febrero, el ELN ha planteado detener las hostilidades, pero el presidente colombiano Juan Manuel Santos lo condiciona a que el grupo insurgente abandone los secuestros, atentados a infraestructuras energéticas y petroleras, extorsiones, entre otras acciones.
BUSCAN CONFIANZA. Una mesa especializada “prestará especial atención a estudiar si las condiciones están dadas para avanzar hacia un cese al fuego bilateral acompañado de un cese de hostilidades”, dijo la delegación del Gobierno colombiano en un comunicado. El objetivo es “crear confianza entre las partes”, agregó.
Al ser consultado en una entrevista en Caracol Radio de Colombia sobre si el acuerdo implicaría “dejar de secuestrar” y parar los ataques a “infraestructuras petroleras y energéticas”, Beltrán respondió: “Es correcto”.
“Acompañando ese cese al fuego, se va a hacer un alivio humanitario que precisamente es rebajar la intensidad del conflicto en lo que afecta a la población civil. Esa es la definición de cese que se está buscando acordar”, dijo Beltrán. “Lo que falta es precisar los términos de cómo se dé”, añadió. Por ahora las conversaciones se desarrollan en medio de enfrentamientos armados en Colombia.
El ejecutivo colombiano y el Ejército de Liberación Nacional (ELN, guevarista), con unos 1.500 combatientes, realizarán una tercera ronda de diálogos en Quito a partir del 24 de julio.