Un joven cuyo documento de identidad certificaría que no pasa de los 15 años de edad, pero con el aspecto de un hombre entrado ya en años, envejecido prematuramente, forma parte del paisaje del microcentro de Asunción.
Todas las tardes, sobre las calles Cerro Corá y Caballero, se pasea por la vereda llevando un hule cargado de sustancia inhalante en el rostro, lo infla como puede, ataja la respiración y la bolsa se achicharra ante la mirada indiferente de quienes pasan alrededor suyo y lo miran sin verlo, allí, con los ojos perdidos y fuera de sí.
Si bien no se tienen estadísticas, la cola de zapatero sigue siendo una droga utilizada por niños en todo el país, sin que exista un control certero por parte de las autoridades, ya que es una sustancia altamente adictiva y que causa daños que, a veces, son irreversibles en la mente y el organismo. “Siempre estuvieron presentes las sustancias inhalables. Lo que actualmente ocurre son las combinaciones peligrosas de las sustancias. Y recordemos que es un tema de comercio, es de oferta y demanda. Y aunque existe una ley que prohíbe la venta de estos productos a menores de edad en el país, aún falta mucho por trabajar el sistema de control de la venta”, explicó Graciela Barreto, directora general de Reducción de la Demanda de la Secretaría Nacional Antidrogas (Senad), refiriéndose a la Ley 2718 del 2005 que prohíbe la venta, suministro y/o distribución de productos que contengan solventes orgánicos a menores de edad. (cola de zapatero) que busca proteger a los menores de edad del efecto nocivo de disolventes de cola y adhesivos industriales (tolueno, xilenos), de pinturas barnices, lacas, etc.
control. Barreto se quejó que no existe estricto control para el cumplimiento de esta ley, ya que existen adultos inescrupulosos que compran y luego vuelven a vender a los menores la cola de zapatero.
La funcionaria, que tiene una larga trayectoria en este campo, afirmó que el consumo de cola de zapatero siempre estuvo presente y que en ningún momento fue desplazado por otras sustancias como el crac. “El crac es mucho más adictivo que las sustancias inhalables. Pero estas siempre estuvieron presentes. Como droga depresiva a veces para compensar algunos efectos “manejados” inclusive por los mismos usuarios. Ambas combinaciones son letales. Muy tóxicas y peligrosas para la salud”, agregó.
Los consumidores de cola de zapatero están diseminados en todo el país, según la profesional, principalmente en ciudades con más de 30.000 habitantes. Se agudiza en capital y ciudades de la frontera.