Cuando falta justo un mes para las elecciones del 8 de noviembre, Clinton y Trump son conscientes de lo mucho que se juegan en el debate de hoy en San Luis (Misuri), un encuentro en el que la mitad de las preguntas las harán votantes indecisos de esa ciudad que han sido seleccionados por la consultora Gallup.
El riesgo es mayor para Trump, cuya actuación en el primer debate le perjudicó en las encuestas y que ahora afronta una oleada de críticas tras la revelación el viernes de un video en el que hacía declaraciones denigrantes sobre las mujeres.
“Trump no puede permitirse otro mal debate”, dijo William Lowry, profesor de ciencias políticas en la Universidad de Washington en Saint Louis, donde se celebrará el nuevo cara a cara.
Mientras Clinton pasó los últimos días encerrada con sus asesores para practicar su lenguaje corporal y su estilo a la hora de responder directamente a las preguntas de los votantes, Trump le dedicó menos tiempo porque no necesita ensayar cómo ser humano, según dijo la semana pasada al diario The New York Times. efe