La actividad física regular es uno de los pilares para hacer frente al estrés laboral y a todo lo que este genera en la salud del trabajador, que si no es atendido y corregido puede tener consecuencias graves como la ansiedad, la depresión, los infartos y hasta el suicidio. “Son muchos factores los que predisponen a esta situación y es importante la actividad física, porque mejora ostensiblemente todos los niveles de cortisol y adrenalina del cuerpo.
Cuando un trabajador tiene niveles crónicos y distrés aumenta la hormona cortisol que afecta una parte del cerebro, causando una atrofia y predisponiendo a una depresión crónica. La actividad física maneja y controla todo lo que es el funcionamiento cardiovascular, ayuda a mantener un peso adecuado y modera todos los detonantes que actúan sobre el corazón, vasos sanguíneos, hormonas, todos trabajan juntos; la parte física es fundamental para tener resistencia, ya que las emociones fuertes e intensas afectan los diferentes sistemas del organismo.
“Hacer una actividad física moderada es muy bueno para la salud, así como dejar de lado los hábitos tóxicos, como fumar cigarrillo, beber alcohol y todo tipo de drogadependencia, porque aumentan las lesiones que se puedan tener a nivel del sistema nervioso central”, afirma la doctora Laura Flores, de Higiene y Salud Ocupacional y Sustancias Químicas, dependiente de la Dirección de Salud Ambiental del Ministerio de Salud Pública.
CAMBIOS. Para conocer las situaciones de riesgo laboral y las condiciones de cada trabajador, una empresa o institución debe contar con un servicio de salud ocupacional que incluya a un sicólogo que realice un acompañamiento. Los cambios de ocupaciones dentro del trabajo deben considerarse para mejorar la productividad del empleado.
La sicóloga Gabriela Vergara explica que en la prevención de riesgos y estrés laboral es importante la participación de los trabajadores en reuniones de equipo y que se realicen propuestas de nuevas maneras de trabajo efectivo en cuanto a la organización, dar sugerencias a los superiores y que sean tenidos en cuenta para mejorar las tareas.
Resaltó que la reivindicación por el horario laboral tiene más de 100 años y aún hay personas que trabajan más de 8 horas por día. “En Paraguay todo es ser estricto y va de contramano con la tendencia mundial, que es atender la necesidad del trabajador para mejorar la productividad”, indicó.