El lanzamiento tuvo lugar en el desierto de Gobi, anunció la agencia oficial Xinhua, y llega cuando Estados Unidos, Japón y otras naciones desean también imponerse en esta tecnología en pleno auge.
China invirtió ingentes recursos financieros en este maratón tecnológico, una de las numerosas inversiones de Pekín en la investigación científica puntera, que abarca desde la explotación minera de los asteroides a las manipulaciones genéticas.
El objetivo del satélite, bautizado Mozi en honor a un filósofo chino de siglo V aC, será demostrar el interés de la tecnología cuántica en las comunicaciones de larga distancia. A diferencia de los métodos clásicos de transmisión segura, el sistema utiliza fotones (una partícula elemental del campo electromagnético) para enviar las claves de encriptado necesarias para decodificar la información.
Los datos contenidos en estos fotones son imposibles de interceptar, ya que cualquier intento de espionaje provocaría su autodestrucción, afirma Xinhua.
Aunque los científicos han demostrado la eficacia de la técnica para transmitir mensajes en distancias relativamente cortas, los obstáculos técnicos sitúan fuera del alcance hasta el momento las comunicaciones a larga distancia.
El récord actual se sitúa en torno a los 300 kilómetros, según un artículo de la revista científica Nature.
El satélite intentará enviar datos cifrados entre Pekín y Urumqi, la capital de la región de Xinjiang situada a casi 2.500 kilómetros de distancia. La operación necesitará que el satélite esté orientado de una manera extremadamente precisa hacia las estaciones receptoras situadas en la Tierra, según Xinhua. “Será como lanzar una moneda desde un avión que vuela a 100 kilómetros de altura y esperar que caiga exactamente en la ranura de un cerdito hucha en rotación”, explicó a la agencia el responsable del proyecto, Wang Jianyu. afp