Daniel Tomasone, médico de su club, fue su ángel de la guarda. “Cuando me dijo que sería difícil volver a jugar, se me vino el mundo abajo, pero le abracé y le agradecí por salvarme la vida. Le dije que podría dedicarme a cualquier cosa relacionada al fútbol. Lloró conmigo y le preguntó a mi mamá: ‘Cómo alimentó a este monstruo que lucha por su vida’”.
Su carrera fue meteórica porque a los 16 años ya jugaba en la Primera del Sport Colombia, lo cual le valió para ser convocado a la Selección juvenil que en 1997 jugó el Sudamericano de Chile clasificando al Mundial de ese mismo año en Malasia.
Su accionar fue visto por el Boca Juniors, que lo contrató por tres años, llegando a estar en el plantel con el mismísimo Diego Armando Maradona. “Lo más lindo que me pasó fue ser transferido al club más grande de Sudamérica. Allí me di cuenta de que jugaba bien al fútbol”, recordó.
Allí además jugó con otras figuras de relieve como Caniggia, los colombianos Córdoba, Bermúdez y Serna. Jugó la Supercopa, torneo ya extinto.
Integró la Selección Absoluta que hizo aclimatación en La Paz, Bolivia, y que clasificó al Mundial de Francia 98.
Acompañado por doña Tomasa –su madre y ángel–, su padre y su hijo, el ex central juega el torneo senior en el barrio Ytororo de Ypané, donde ayer marcó un gol.
La arenosa cancha no es parecida a ninguno de los verdosos campos en los que jugó siendo profesional, pero su pasión por el fútbol y por la vida sigue intacta.