La irregular geografía de este punto ribereño de Asunción también soporta el resquebrajamiento de los cimientos de los puentes colgantes de hierro y madera que se construyeron durante el mandato del intendente Carlos Filizzola, 20 años atrás, lo que amenaza con dejar incomunicado el lugar.
Árboles de gran porte y restos de viejas murallas de piedra bruta cedieron y fueron a parar al fondo del precipicio, y muchos de los lotes ya quedaron sin patio, con las construcciones a punto de correr la misma suerte.
Las personas afectadas se encuentran en una situación de incertidumbre, ya que, por un lado, no quieren abandonar sus humildes viviendas, a pesar del alto riesgo de que con una lluvia se produzca el temido derrumbe, y, por el otro, no tienen dónde ir si el caso se agrava.
La mayoría de los lugareños reclaman que la Comuna capitalina construya un muro de contención que cruce toda la zona, ya que todo el sitio se encuentra hoy removido y a punto de desmoronarse.
Alejandro Godoy, quien reside en este punto del barrio Ricardo Brugada desde hace 50 años, señaló que ya no tienen garantías para seguir en el lugar. “La situación es grave. No sabemos qué hacer. Si llueve de nuevo puede ocurrir cualquier cosa”, expresó.
Por su parte, Carmen Porfiria Quiñónez y su hijo Augusto Damián Quiñónez mostraron cómo gran cantidad de tierra y piedras cayeron sobre el techo de su casa y amenazan con sepultar todo.
AYUDA. Kathy Torres, coordinadora del Consejo Municipal de Emergencias y Desastres de Asunción (Comueda), dijo que ya asistieron a la gente afectada y también está a su disposición un refugio en la Chacarita, al que se puede acceder por la Costanera. “Ya gestionamos luz y canilla comunitaria. También tenemos colchones y frazadas. Si hay personas que no quieren salir es bajo su responsabilidad”, puntualizó.