Cualquiera que estuviera llagando a nuestro país después de unos meses de desconexión pensaría que Llano y su equipo están enfrentados con el presidente Horacio Cartes; cualquiera que haya pasado los últimos meses sin atender las noticias creería que Llano y su equipo están en oposición al jefe del grupo Cartes.
Hacer pensar que Llano y su equipo están enfrentados con Cartes y que están en oposición a él es justamente el propósito de la frase del título: Mentir y engañar a miles de personas que no pudieron seguir los acontecimientos como hubieran deseado es el objetivo de Blas Llano y su equipo, pues todos quienes han sido testigos de su conducta en el último año saben que lo contrario es lo cierto.
Blas Llano y su equipo trabajan para Cartes, pero no porque lo diga yo, sino porque lo confirman sus votos en el Congreso y sus acciones institucionales, las cuales pretenden encubrir con palabras huecas para falsificar la realidad e intentar vender el fraude de que son opositores al presidente.
De hecho, hasta en vivir vendiendo mentiras Llano y su equipo son hechuras de Cartes, que es el patrón supremo del márketing de la falsedad, como lo puede comprobar cualquier paraguayo que recuerde su nota del 31 de octubre de 2016 “renunciando” a la reelección vía enmienda, mentira que resalta en el edificio de falsedades que es el Gobierno que sufrimos.
“Cartes es una fábrica de pobres”, es verdad; pero entonces Blas Llano debe explicar por qué apoya todas las iniciativas importantes de Cartes, incluso la impunidad de Juan Carlos López Moreira, cuyos conflictos de intereses en contratos públicos son una causa razonable de empobrecimiento por la asignación de recursos públicos en forma indebida.
“Cartes es una fábrica de pobres”, es verdad; pero entonces Blas Llano debe explicar por qué apoya todas las iniciativas importantes de Cartes en dirección al deterioro institucional de nuestra República, lo que ocasiona ineficiencia administrativa y caída de inversiones o, en síntesis, más pobres.
El discurso llanista usando la realidad de que “Cartes es una fábrica de pobres” pretende ser un engañabobos, pero los paraguayos hace años dejamos de ser los bobos que Llano y Cartes creen que somos. Los hechos y las acciones de Blas Llano y su equipo muestran que sus discursos son solamente retórica hueca elaborada como un embuste. Carecen de cualquier respaldo en sus acciones. No tienen sustancia alguna. Son palabras vacías.
Blas Llano y su equipo pretenden seguramente engatusar a esos miles de ciudadanos que, por tener que ganarse el pan de cada día, no tienen el tiempo necesario para revisar lo que han hecho al servicio de Cartes, incluida la violación de nuestra Constitución, no una, sino tres veces seguidas.
Cartes es, en efecto, una fábrica de pobres y de injusticia, y el hecho de que Blas Llano y su equipo usen esa verdad para esconder su real papel de capataces en dicha fábrica solamente indica que quieren aprovecharse de que todo el país detesta el modelo Cartes para mantenerlo. No puede haber peor perversidad. Lo que tenemos que hacer para dejar de fabricar pobres es salir de ese modelo lo más rápido que sea posible, pero Blas Llano y su equipo son los que lo están impidiendo.