29 mar. 2024

Cartes enfrenta un dilema de hierro

Estela Ruiz Diaz

El miércoles, el Senado dio uno de los golpes más duros al presidente de la República con la designación del candidato a la Corte Suprema de Justicia, un tema en el que Horacio Cartes tuvo poca injerencia, comparando con los presidentes anteriores.

Una vez más, un asunto de Estado quedó entrampado en la interna colorada que ese día mostró cuán polarizadas están las relaciones.

EL FACTOR CLAVE. El senador Juan Carlos Galaverna fue una vez más clave en esta historia, cuyo desenlace reposicionó su imagen, bastante vapuleada tras aquel polémico video hot.

La elección del candidato a la Corte mostró también visiones distintas en el bloque anticartista colorado liderado por Mario Abdo Benítez.

Galaverna apadrinó la candidatura de Linneo Ynsfrán y otro grupo de la bancada disidente, prefería a Myriam Peña. El lunes se reunieron y el G15 optó por Ynsfrán, en una dura votación de 8 a 5 (1 abstención y una ausencia sospechosa) que dejó sabores muy amargos.

No se supo oficialmente a quién apoyaba la raleada bancada cartista, pero en la incidentada sesión, Galaverna reveló una conversación telefónica con Lilian Samaniego, quien le comentó que estaba negociando con Blas Llano, presidente del PLRA, votos para Emiliano Rolón.

La oposición, que simpatizaba más con Peña, decidió apoyar la decisión de la disidencia colorada por razones estrictamente político-coyunturales.

Guerra colorada. La sesión, que debía ser de mero trámite, se convirtió en el ring de la encarnizada lucha interna. La que prendió la mecha fue Samaniego al reclamar exclusión en el diálogo y la negociación, y acusó una conspiración para la “destrucción del Gobierno”. La respuesta no se hizo esperar y el contraataque virulento vino de los mismos colorados. Lilian, más afecta a los silencios, se quedó en el molde y apenas reiteró que no criticaba los acuerdos políticos, sino la exclusión. Finalizada la sesión, con la designación de Ynsfrán, se coronó el triunfo opositor con el voto de censura al ministro de Comunicación, Fabrizio Caligaris, que si bien no es vinculante, fue otro golpe a Cartes.

La fuerza de la coyuntura. El domingo, Myriam Peña competía cabeza a cabeza con Ynsfrán. Tenía el voto del candidato de la disidencia (Mario Abdo) y en la Multibancada la veían con buenos ojos. La oposición tenía que decidir entre Ynsfrán y Peña, ambos de la rancia oligarquía colorada y con fuertes lazos con jerarcas del stronismo: Linneo es sobrino del tenebroso ex ministro del Interior Édgar L. Ynsfrán, y Peña, hija del caudillo Pedro H. Peña y ex esposa del ministro de Educación, Carlos Ortiz Ramírez.

La oposición estaba ante un dilema de hierro que les obligó a investigar. Los datos beneficiaron a Peña porque su foja judicial era casi impecable y les llamó la atención su vida sobria, casi austera, a pesar de sus antecedentes. El hecho de ser mujer y su edad (70) también le sumaban puntos. Un ministro de la Corte se jubila a los 75.

Pero Galaverna, hábil en estas lides, negoció, convenció y logró una legitimidad política para su candidato: 34 votos.

Y él quedó como el gran elector en el Congreso, un trago amargo que los sectores progresistas prefirieron beber antes que quedar pegados a Cartes que aceptaba a cualquiera, menos a Ynsfrán.

primavera democrática. ¿Por qué el luguismo y otros sectores se alinearon a la disidencia colorada y al candidato de Galaverna? Sobre todo Lugo, que siendo presidente vetó a un candidato del senador para el mismo cargo. Porque haciendo cuentas vieron la necesidad de fortalecer al G15, porque gracias a la fractura colorada hoy se vive en el Senado una especie de primavera democrática. Sostienen que con esta alianza se desarma la aplanadora colorada y ahora hay debates más racionales e incluso rechazos a las propuestas del Ejecutivo.

Lilian Samaniego dio pistas sobre los planes de esta alianza. Va desde la mesa directiva del Senado, la Fiscalía General, la Contraloría y la Defensoría del Pueblo. Desde la izquierda quieren aprovechar para replantear el tema de la Ley de Alianza Público-Privada (APP), un tema capital de la política económica del Gobierno.

¿un gallo en apuros? Los que conocen el temperamento de Cartes vaticinan que rechazará a Ynsfrán. Por algo es “Gallo”, dicen sus cercanos refiriéndose a su apodo de juventud. Pero esto no es asunto de competencias juveniles. Cartes está entre la espada y la pared. Si rechaza al designado por el Senado elevará el nivel de confrontación (no solo con el G15, sino también con la oposición). Si acepta a Ynsfrán será no solo una señal de paz, sino de un camino hacia el diálogo que todo presidente necesita para gobernar.

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