19 abr. 2024

Carlos Federico Abente, Karai Guasu

Por Mario Rubén Alvarez – alva@uhora.com.py

Cierto día –tuvo que haber sido en la década de 1990– Carlos Federico Abente, su esposa Eva García Parodi y unos amigos llegaron a la catedral de Villarrica.

Quedaron gratamente sorprendidos porque escucharon que dentro de la iglesia un coro ensayaba la guarania Ñemity.

Carlos se emocionó porque encontraba de casualidad una evidencia palpable de que sus versos y la música de José Asunción Flores estaban vivos en la garganta de aquellos cantores.

Cuando terminaron de interpretar la obra, Carlos se acercó a algunos de los integrantes para preguntar con aparente inocencia:

–¿De quién es esa canción que acaban de cantar?–.

–De Carlos Federico Abente y José Asunción Flores–, respondió una cantante.

–¿Y quién es ese Abente?–, interrogó.

–Es un poeta que vivió mucho tiempo en Buenos Aires y murió hace tiempo–, contestó la que parecía ser la más despierta del grupo.

Allí Carlos les aclaró que ese escritor paraguayo no solo no estaba muerto sino que estaba haciéndoles preguntas en ese momento.

De más está decir que, pasado el estupor, le rodearon de afecto y le bombardearon con preguntas.

Pues bien: aquel que creían ya fallecido sigue vivo en Buenos Aires y cumplirá 100 años el próximo 6 de setiembre.

La vida de Carlos es ejemplar. Sin padre en la práctica –lo vio una sola vez en su vida– y con una madre que no siempre pudo estar cerca de él, se abrió camino casi solo en la vida.

Su sueño era ser médico. Antes de alcanzar esa meta, de estudiante, vendía diarios de madrugada y hacía de sparring –el que se deja pegar por plata para que el boxeador se entrene a costa de él– cuando andaba corto de pesos.

Aun cuando salió de su país, a los 4 años, nunca se fue del Paraguay porque siguió conectado a su amada patria a través de los paraguayos de la Argentina, de su lengua materna, el guaraní, y de los frecuentes viajes a Asunción a partir de la caída de la dictadura en 1989.

Su generosidad, solidaridad y sencillez hacen de él un hombre inmenso.

Ñemity es su obra poética de más alto vuelo y la de mayor proyección porque la música de Flores presta a sus alas un vigor de cóndor.

Habla de la siembra del campesino, pero en realidad el mensaje es que hay que sembrar concordia para construir una nación feliz.

Carlos es un Karai Guasu que vive y vivirá en la memoria de su pueblo, porque honra la vida como pocos paraguayos lo han hecho.

Más contenido de esta sección
Las ventas al público en los comercios pyme de Argentina cayeron un 25,5% interanual en febrero pasado, golpeadas por la pérdida de poder adquisitivo de los consumidores a causa de la elevadísima inflación, y acumulan un declive del 27% en el primer bimestre del año, según un informe sectorial difundido este domingo.
El mandatario decidió crear el fondo nacional de alimentación escolar esperando un apoyo total, pues quién se animaría a rechazar un plato de comida para el 100% de los niños escolarizados en el país durante todo el año.
Un gran alivio produjo en los usuarios la noticia de la rescisión del contrato con la empresa Parxin y que inmediatamente se iniciaría el proceso de término de la concesión del estacionamiento tarifado en la ciudad de Asunción. La suspensión no debe ser un elemento de distracción, que nos lleve a olvidar la vergonzosa improvisación con la que se administra la capital; así como tampoco el hecho de que la administración municipal carece de un plan para resolver el tránsito y para dar alternativas de movilidad para la ciudadanía.
Sin educación no habrá un Paraguay con desarrollo, bienestar e igualdad. Por esto, cuando se reclama y exige transparencia absoluta en la gestión de los recursos para la educación, como es el caso de los fondos que provienen de la compensación por la cesión de energía de Itaipú, se trata de una legítima preocupación. Después de más de una década los resultados de la administración del Fonacide son negativos, así como también resalta en esta línea la falta de confianza de la ciudadanía respecto a la gestión de los millonarios recursos.
En el Paraguay, pareciera que los tribunales de sentencia tienen prohibido absolver a los acusados, por lo menos en algunos casos mediáticos. Y, si acaso algunos jueces tienen la osadía de hacerlo, la misma Corte Suprema los manda al frezzer, sacándolos de los juicios más sonados.
Con la impunidad de siempre, de toda la vida, el senador colorado en situación de retiro, Kalé Galaverna dijo el otro día: “Si los políticos no conseguimos cargos para familiares o amigos, somos considerados inútiles. En mi vida política, he conseguido unos cinco mil a seis mil cargos en el Estado...”. El político había justificado así la cuestión del nepotismo, el tema del momento.