En un discurso en el Parlamento, Cameron anunció además que las aerolíneas tendrán que dar más detalles de los pasajeros, bajo riesgo de no poder aterrizar, y que los sospechosos de yihadismo que viven en el Reino Unido afrontarán restricciones a su libertad.
El primer ministro volvió a cifrar en unos 500 el número de británicos que han ido a Siria e Irak a luchar en organizaciones yihadistas como Estado Islámico. “Respetar los valores británicos no es optativo. Es un deber para todos aquellos que viven en estas islas, así que defenderemos nuestros valores, acabaremos derrotando a este extremismo y garantizaremos nuestro modo de vida a las generaciones venideras”, sentenció. Cameron hizo estos anuncios después de elevar el nivel de amenaza terrorista a “severo”, lo que significa que es “altamente probable” que se produzca un atentado en el Reino Unido, y de la decapitación del periodista estadounidense Jim Foley a manos de EI. “A todos nos impactó y ha disgustado la barbarie que vimos en Irak este verano. La extensión de las matanzas de musulmanes a manos de otros musulmanes, la despiadada persecución de minorías religiosas, la esclavización y violación de mujeres y, por supuesto, la decapitación del periodista James Foley con la voz en aquella filmación de quien parecía un terrorista inglés”.
“Convertir a un ciudadano en apátrida retirándole el pasaporte es ilegal según la ley internacional”, dijo Menzies Campbell a la BBC. AFP