Alonso, DT franjeado, apostó un equipo teóricamente ofensivo, con Salgueiro y Pittoni jugando desde el arranque, para apuntalar la tarea ofensiva de la dupla goleadora Acuña-Ovelar.
Era lo que la mayoría de los olimpistas y los analistas apuntaban como déficit del equipo decano en partidos anteriores y la corrección tampoco resultó.
Paradójicamente, en el partido donde los dos atacantes, en los papeles previos iban a tener mayor asistencia de parte de los volantes, ambos no pudieron anotar.
El Decano se adelantó en el marcador, aprovechando que la maquinita de Humberto García aún no había calentado motor. Un equipo diseñado para moverse en bloque perdió la pelota en el ataque y no retornó, y de contragolpe Salgueiro habilitó a Lacerda, quien se convirtió en el goleador impensado del juego.
En los primeros 20’, General Díaz daba la sensación de que no podía hacer daño a Olimpia, porque Roberto Gamarra estaba muy aislado en ataque Pero un jugador cambió todo el panorama, no solo de su equipo, sino del trámite mismo del partido. Blas Cáceres ingresó a los 19’ y marcó las pautas del juego. Desequilibrante, claro y preciso desarticuló a la defensa franjeada, y además anotó un golazo, que sirvió para rescatar un punto.
BAJÓ EL RITMO. En la complementaria, ambos bajaron el ritmo de juego, pero tuvieron sus respectivas ocasiones para desnivelar. Alonso apostó a la artillería pesada, con el ingreso de Diego Centurión y García, se jugó por la velocidad y potencia de Doldán. Ambos arqueros se lucieron cuando fueron exigidos.