En el cuarto día del Novenario de la Virgen de Caacupé, el obispo se refirió a los jóvenes sumergidos en las drogas y condenó el narcotráfico.
“Se debe poner fin a la mafia del narcotráfico, a los mercaderes de la muerte y la destrucción”, señaló.
Recordó a las personas que son víctimas de adicciones a todo tipo de drogas, algunas legales como el tabaco y el alcohol o las ilegales como la cocaína, la marihuana o en mayor medida el crack, indicando que este mal destruye a las personas y a todo su entorno. Insistió en la prevención por parte de organismos del Estado para luchar contra este mal, pidiendo invertir más en este sector.
Sobre la corrupción, recordó una frase del papa Francisco: “La corrupción es la gangrena de los pueblos”, y señaló que la pagan los pobres, ya que por culpa de la corrupción los enfermos no reciben atención médica y los hospitales están en estado de abandono.
“El corrupto roba al pueblo, que con dinero sucio y lavado, compra voluntades con estrategias poco honestas. No se puede dar a los hijos el pan sucio de la corrupción. No caigan en la trampa de pensar que la vida depende de dinero. El dinero no nos da la verdadera felicidad. La violencia usada para amasar fortunas no convierte a nadie en poderoso, tarde o temprano llega el juicio de Dios”, sostuvo.
Monseñor Adalberto Martínez también habló del virus del VIH, teniendo en cuenta que este 1 de diciembre se conmemora la lucha mundial contra esta enfermedad, y pidió al Gobierno incrementar los esfuerzos para combatir este mal.
“Alentamos a nuestros organismos públicos competentes a fortalecer las campañas de lucha contra el Sida y que sea accesible a todos, sobre todo a los más pobres. La Iglesia misma debe incrementar su compromiso con la salud integral y la educación de los jóvenes”.
También recordó el trabajo abnegado de trabajadores de la Salud que ponen su vocación al servicio de los enfermos a quienes tratan como prójimos, cuidándolos, aliviándoles sus heridas físicas y espirituales, con su misericordia.
Se refirió al compromiso de movimientos eclesiales en apoyo de defensa de la vida y la familia, que condenan prácticas como el aborto.
Autocrítica
Martínez en varias ocasiones fue crítico con la Iglesia y refirió que la misma se debe involucrar más con la sociedad, para ayudar a los jóvenes que sufren adicciones, a las embarazadas que sufren dificultades y volvió al papa Francisco a recordar que él Sumo Pontífice pidió que la Iglesia salga de la comodidad para conocer el padecimiento de los más necesitados.
“La propia Iglesia necesita una profunda conversión pastoral para dejar de ser autorreferencial, debe ir a la periferia, salir de sus instituciones. Toda la Iglesia debe asumir la actitud y el comportamiento del buen samaritano”, expresó.
El tema de la celebración litúrgica en esta cuarta jornada del Novenario de la Virgen de Caacupé fue “Jesucristo, el buen samaritano”.