Temer se negó a renunciar a pesar de las acusaciones de que avaló un esquema de soborno, pero muchos aliados dicen en privado que ya no puede gobernar la economía más grande de América Latina y lograr la aprobación en el Congreso de medidas esperadas por el mercado.
El mandato de Temer, que sucedió a Dilma Rousseff después de un juicio político a la mandataria en 2016 por incumplir las normas presupuestarias, termina a fines del 2018. Si dejara el cargo antes de tiempo, el Congreso nombraría a un nuevo presidente para terminar el mandato. El ministro de Hacienda, Henrique Meirelles, y el ex presidente Fernando Henrique Cardoso figuran entre los posibles sucesores. También se mencionó al senador Tasso Jereissati, líder provisional del PSDB, y Rodrigo Maia, presidente de la Cámara de Diputados de Brasil.
Pero la mayoría de los políticos con la influencia necesaria para ayudar a estabilizar la nación, sumida en su peor recesión histórica, también están bajo investigación en la llamada Operación Lavado de Autos o fueron vinculados a compañías que pagaron sobornos. Reuters