Además, hasta el pasado 15 de marzo, se contabilizaron 541 notificaciones sospechosas de microcefalia que aún están por confirmarse.
Según el informe, el virus del Zika provocó, en el mismo periodo, 14 muertes fetales o neonatales y 16 cuadros de abortos espontáneos, malformaciones y problemas en el sistema nervioso.
Del total de 3.165 bebés afectados por el virus que están bajo vigilancia en Brasil, un 21 % recibe atención pediátrica, un 9,7 % estimulación precoz y un 16 % cuenta con un servicio de atención especializada.
El grueso de los cuadros de microcefalia por zika detectados en el país se registró en el estado de Bahía, seguido de Río de Janeiro y Sao Paulo.
Desde 2015, cuando Brasil declaró emergencia sanitaria por microcefalia, se han confirmado 2.205 casos de entre unos 10.000 sospechosos y se ha demostrado la vinculación del zika con la muerte de 259 bebés.
En conjunto, durante el primer trimestre del año se contabilizaron unos 3.961 casos sospechosos de virus de zika en el país.
A pesar de lo abultado de la cifra, las autoridades sanitarias brasileñas subrayan que el número de casos de zika, dengue y chikunguña denunciados entre enero y febrero cayó en un 90 % en relación al mismo periodo del pasado ejercicio, con unos 60.100 casos frente a cerca de 550.000.