No es buena noticia para los inversores extranjeros, que estaban dispuestos a retornar al Brasil o realizar inversiones de reposición, ni para los brasileños, pendientes de la tan esquiva reactivación económica. Ciertamente la inflación ha bajado, encontrándose cercana al 4% anual en abril del 2017, pero también es cierto que el desempleo abierto está por 14 millones de personas en edad de trabajar, algo así como el 14% de su población económicamente activa.
CALIFICACIONES DE RIESGO EMPEORAN. La deuda pública total de Brasil ya representa valores cercanos al 70% de su producto interno, la proporción más alta de endeudamiento en América Latina. Las calificadoras internacionales de riesgo últimamente bajaron los coeficientes del “riesgo-país” para Brasil por debajo de los niveles logrados en Chile ya hace tiempo y en Paraguay recientemente. Entre ellas hay que mencionar a la Standard & Poor’s y la Moody’s. En mayo del 2017 la primera puso a Brasil en “Revisión Especial Negativa” y la última lo degradó de “estable” a “negativo”: http://eleconomista. com.mx/economia-global/2017/05/26/moodys-rebaja-nota-crediticia-brasil-negativo
PAÍSES SATÉLITES. Para países pequeños, como Paraguay y Uruguay, que giran como satélites en torno al coloso sudamericano, son malas noticias, por lo menos en lo que se refiere a los meses pasados y a los próximos. Versus 2018 incluso los más optimistas estiman una recuperación solo moderada de Brasil en torno al 1%, la que para el 2017 la redujeron a la mitad de ese porcentaje. El problema está en cómo hacer puente hasta el 2018, teniendo a Brasil como principal mercado comprador y vendedor así como uno de los principales orígenes de inversiones extranjeras en estos pequeños países.
BRASIL-DEPENDIENTE. El caso de Paraguay ante Brasil es particularmente digno de cuidado en el análisis, porque el sistema de vasos comunicantes, que vincula a ambos países, tiene varias probetas. No solo las exportaciones paraguayas, que en un 30% se destinan al Brasil, y tampoco solo las importaciones paraguayas de Brasil, el principal país vendedor a Paraguay. También hay que destacar que Brasil es, después de los EEUU, el segundo país inversor más importante en Paraguay: en los últimos 7 años, su flujo acumulado en valores netos ascendía a unos 740 millones de dólares.
BINACIONAL ITAIPÚ. Asimismo hay que poner en consideración de dicho ensamblamiento económico-financiero la gigantesca bisagra que une físicamente ambos países: la represa hidroeléctrica de Itaipú, de propiedad paraguayo-brasileña en partes iguales. Tan solo por cesión de electricidad de Paraguay al Brasil así como por regalías (royalties por territorio inundado), vinculadas a dicha represa, Paraguay obtiene ingresos anuales superiores a 600 millones de dólares, suma considerable teniendo en cuenta el comercio exterior registrado en la nación guaraní. El mismo asciende a unos 11.000 millones de dólares de exportaciones FOB por año en el bienio 2015/16 y a unos 10.000 millones de la misma moneda en concepto de importaciones FOB.
No obstante, la mención especial de Itaipú en este contexto, la caída en las expectativas de crecimiento de Brasil repercute solo indirectamente en los ingresos locales de divisas, provenientes de la actividad de esta represa, y solo en la medida en que caiga la demanda del consumo de su energía hidroeléctrica.