El caso de Bradley Lowery, un niño inglés de seis años, fanático del Sunderland inglés y que desde los 18 meses de vida se le diagnosticó neuroblastoma, un extraño tipo de cáncer que hasta ahora no tiene cura, conmovió al mundo deportivo.
Bradley se hizo conocido en todo el mundo tras una campaña donde recibió 250.000 tarjetas de Navidad de países como Australia y Nueva Zelanda. Pero su sueño era estar en una cancha de fútbol.
GRAN AMIGO. El delantero Jermain Defoe, que jugó en el Sunderland entre el 2015 y 2017, era el héroe de Bradley y cuando lo conoció, comenzaron una linda amistad.
A partir de allí, el pequeño pasó a ser la mascota oficial del club. El propio Defoe apoyó durante meses al niño, hasta durmiendo con él y llevándolo a numerosos partidos, tanto del Sunderland como de la selección inglesa. El jueves, antes de la muerte de Bradley, Defoe rompió en llanto en una conferencia de prensa en su nuevo club de fútbol, el Bournemouth, cuando se refirió al niño: “Estará siempre en mi corazón”.
TRISTE FINAL. En 2016, se recaudó más de USD 900.000 para que el niño recibiera un tratamiento con anticuerpos en Nueva York, pero los médicos descubrieron que su cáncer había empeorado y que era terminal.
En diciembre, los padres de Bradley, Gemma y Carl, recibieron la noticia de que Bradley solo tenía meses de vida.
El viernes último, el corazón de Bradley dejó de latir, causando una conmoción total en el mundo del fútbol.
“Mi niño valiente se ha ido con los ángeles hoy”, publicó la familia Lowery en las redes sociales sobre la muerte del pequeño fanático del Sunderland. Su historia de vida, su inocencia, su sonrisa y su gran amor por el fútbol hicieron que este chico se gane el corazón de millones de personas en todo el mundo.