En el 2014, pese a reducirse el área de siembra de maíz de 983.000 a 649.000 hectáreas (por el descenso de precio internacional), según datos del Instituto de Biotecnología Agrícola (Inbio), el promedio nacional de rendimiento fue de 5.079 kilos por hectárea, 31,3% más que el promedio de los últimos 10 años (2003/2013), cuyo techo productivo llegó a los 3.867 kilos por hectárea, según el informe de Comunicación Estratégica de Agronegocios (ComeAgro). El respaldo de la biotecnología permitió hasta ese entonces elevar la productividad 1.212 kilos por hectárea a nivel nacional.
La incorporación de tecnología en el cereal permitió al país no solo elevar la productividad por cada hectárea, sino mejorar la calidad del producto que hoy es suministrado al ganado bovino de carne, ganado bovino de leche, carne avícola, producción de huevos y cerdos, siendo de esta forma base de la alimentación, dice el informe.
El cereal, debido a su mayor disponibilidad en el mercado interno, es utilizado en la actualidad por las industrias de almidón en reemplazo de la mandioca entre otros usos como para el etanol.
Las organizaciones campesinas rechazan el maíz transgénico porque alegan que pone en peligro las semillas tradicionales.