Un vecino y amigo suyo manifestó que el joven es una persona muy querida en la zona. Todos lo conocen, ya que es uno de los pocos hombres expertos en conducir las grandes maquinarias.
“Es un joven muy guapo, trabajador, aquí siempre viene a hablar y llevar repuestos, a tomar Coca, anda muy fuerte (conduce a gran velocidad) los tractores”, mencionó un vecino suyo.
Al día siguiente de su liberación, Bernhard ya empezó a conducir, iba a su campo, donde actualmente se realiza la cosecha de soja, pero todo lo hace acompañado de su padre Peter, quien aún se encuentra con cierto temor y no abandona a su hijo.
“Las grandes cosechadoras están a su cargo, a él le gusta manejar, entiende todo, desde muy joven subió a una de esas máquinas y va de aquí para allá; donde le llaman, va”, dijo su vecino.
Este amigo también mencionó que la noche de su liberación fue a visitarlo y lo vio como si nada hubiera pasado, lo vio íntegro y que ya quería salir a trabajar en el campo.
Es lo que dijo cuando fue entrevistado al día siguiente de su liberación, que está muy bien de salud y que ya deseaba salir a trabajar, pero todo esto con la anuencia de su padre, quien es el que al parecer aún no está muy convencido de enviarle a su hijo al campo.
Bernhard recibió a muchos de sus amigos, con quienes compartió rondas de tereré, inclusive fueron de otras colonias para saludarlo, ya que a lo largo de su trabajo diario compartió con mucha gente, inclusive con empleados de varios menonitas que requieren de los servicios de este mecánico.
Bernhard también recibió la visita de varias autoridades que fueron a darle su apoyo, a los fiscales, al ministro del Interior, Ariel Martínez, y al comandante de la Fuerza de Tarea Conjunta, general Héctor Grau. Su padre se muestra reacio a dialogar con los mismos.