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Tras años de intensa lucha dirigencial, las becas deportivas fueron posibles en el 2012. Con la promulgación de la Ley del Deporte, los atletas nacionales vieron cumplido el anhelado sueño del apoyo por parte de la Secretaría Nacional de Deportes (SND).
Calendarizado por temporada, en algunos casos atendiendo el ciclo olímpico (Odesur, Panamericanos y JJOO), clasificaciones o logros obtenidos, las becas benefician a los deportistas que cumplen ciertos requisitos, estudiados por profesionales de la SND.
Tras los Juegos Olímpicos de Londres 2012 (Inglaterra) en el mes de noviembre, la SND dio a conocer la primera nómina de seleccionados. “El único criterio que consideramos es la medalla en un evento internacional oficial (Sudamericana, Iberoamericana, Panamericana)”, rezaba el comunicado del entonces ministro de Deportes, Marcelo Bedoya.
LOS ABANDERADOS. Benjamín Hockin (natación) y Marcelo Aguirre (tenis de mesa) mantienen la categoría principal desde el 2012.
Hockin, respaldado por los logros obtenidos antes de la promulgación de las becas (medallas en Odesur 2010, Panamericanos 2011 y clasificación a los JJOO de Londres 2012), sigue siendo el nadador de mayor éxito en el país. Por su parte, Aguirre, que hila tres JJOO (dos por invitación y uno por clasificación directa), logró acercar al tenis de mesa paraguayo a la élite mundial, con conquistas en el Sudamericano (plata) y Panamericano (bronce), ambos en pareja con Axel Gavilán.
CRITERIOS DISPARES. En la evaluación del 2016, la SND hizo una síntesis de los logros obtenidos por los atletas en la temporada, con relación a las metas trazadas a finales del ciclo establecido.
Por citar uno de los ejemplos: El nadador Renato Prono, Élite B en el 2016 (G. 8.000.000), en su balance de desempeño figura: “No se cumplió uno de sus objetivos fundamentales, clasificar a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro 2016 y en el Mundial de Pileta Corta (Canadá) fue descalificado por los jueces (semifinales)”.
En atletismo, Carmen Martínez (clasificada a Río 2016 en abril del 2015 con Marca A para la maratón) fue incluida en Élite C (G. 4.000.000), al igual que Derlis Ayala, recién tenido en cuenta en el mes de abril, cuando logró la Marca A para la Maratón de los JJOO (monto mensual de G. 4.000.000), cuando para Derlis, lograr el objetivo era inminente, ya que se posicionó en competencias previas a escasos segundos de la mínima.
Para la presente temporada 2017, los tres atletas comparten categoría Élite C (G. 6.000.000) a pesar de que los del atletismo obtuvieron mejor resultado en el 2016. Para agregar, en estos primeros meses, Martínez revalidó su marca para el Mundial de Londres con medalla de bronce en la Maratón de Alemania.
SOLO PRESENCIA. El nadador Charles Hockin percibe la beca desde el 2014, sin lograr méritos importantes dentro del ciclo. El lanzador Víctor Fatecha (oro en Odesur 2014) no es tenido en cuenta desde hace dos años (2015) y la kara- teca Luciani Zorrilla (bronce en Odesur 2014) nunca figuró en la nómina de beneficiados a pesar de su logro, y tuvo que emigrar a Argentina para buscar apoyo.
Otro caso particular ocurre con la tenista Verónica Cepede y la golfista Julieta Granada. Ambas son profesionales y compiten en prestigiosos torneos en el exterior, logrando importante rédito económico en sus giras. Solo Cepede cuenta con el apoyo por parte de la SND, con la beca mensual y aporte extra para pasajes.
EN ÚLTIMA LÍNEA. Los logros deportivos de alto nivel escasean en el historial y nos acostumbramos a festejar los wild cards (invitaciones), para ser parte de los JJOO. Las mismas recaen en figuras repetidas que ya llevan más de una presencia olímpica (ejemplo Leryn Franco, que disputó 3 JJOO, todas por invitación).
Si bien, federaciones locales estipulan que la mejor marca debe asistir a la cita mundial, replantear una distribución en función de buscar la evolución en el atleta joven sería vital.
La categoría Proyección figura en el último eslabón de la distribución, con G. 2.500.000 (más pasajes) por atleta hasta los 18 años.
Hay deportes con aspiraciones, pero con posibilidades más lejanas debido a que no existe un planteamiento estructurado, basado en etapas que permitan al atleta lograr una evolución óptima al momento de concretar los objetivos.
El efecto Hockin, a partir del 2010 (Benjamin realizó gran parte de su etapa de juvenil en Europa), marcó importante proceso evolutivo en la natación nacional, impulsando el desarrollo de interesantes proyectos juveniles que bajaron marcas y establecieron nuevos récords.
Uno de los puntos a seguir sería ese, con la mayor apuesta en las jóvenes promesas, de manera de generar una línea de trabajo de alto nivel, buscando crecer en materia de metas reales que permitan posicionar en un nivel más competitivo al deporte paraguayo.